¿Cómo lograr que se pose el vencejo?

¿Cómo lograr que se pose el vencejo?
Los vencejos son pequeños volátiles a los que resulta muy difícil sentar en una silla.

martes, 15 de febrero de 2011

Sobre aburrirse y aburrir

Se aburría. Le aburría. No es lo mismo. En el primer caso parece que no hay responsable objetivo, agente del aburrimiento.Conocemos (yo lo conozco) al que lo padecía, que es, por cierto, el mismo sujeto aburrido que en el otro caso. En el otro caso, ese sujeto aburrido seguía padeciendo, pero ahora como indirecto objeto (parecería  más lógico, más natural, que el que sufra lo haga directamente). Por otra parte. si quien se aburre no quiere pasar por alto al responsable -a lo responsable- de ello, puede echar mano de un con suplementario, y así se obligará enseguida a decir la verdad, se verá obligado. Yo ahora, que he conocido a objetos, sujetos y causas del aburrimiento, reconoceré que a menudo las clases de lengua, por muy enjundiosas y rollizas que salgan, aburren, sin querer, o mejor, se aburren con ellas y en ellas los sujetos ahí sujetos. Pero después de todo, qué importancia puede tener aburrirse o aburrir, si hasta no hace tanto la letra cuajaba en sangre...

martes, 1 de febrero de 2011

Sintaxis

La sintaxis entretiene. Como además entre los estudiantes ha alcanzado -tendríamos que ver por qué- el prestigio de la dificultad, las clases en las que se analizan y reanalizan -con cajas, árboles o rayas- sintagmas y oraciones resultan casi siempre intensas. En ello colabora  la terminología. Los tecnicismos sintácticos, tan sonantes como los de las ciencias puras,  buscan, sin embargo, precisar fenómenos en realidad resbaladizos, basados en acuerdos sobre el significado, y los alumnos no siempre quieren llegar a acuerdos con el profesor (lo da la edad  y el estatus). Hoy en una clase de 2º de Bachillerato hemos pasado bastante rato tratando de consensuar el sentido (y la función, en consecuencia) del sintagma en las ventanas del barrio marinero dentro de la oración  La luz en las ventanas del barrio marinero alumbra los días de tormenta. También, es verdad,  hemos pasado otro tanto intentando recordar -y haciendo recordar- el nombre que  se le asigna a lo ya no resbaladizo, sino claro y acordado. Pero la causa de esos olvidos no es lo ambiguo del objeto, sino el sujeto, el olvidadizo sujeto mismo. Otro tema.